—Bien, pues ya está todo en marcha. Siendo idea mía, no
sería correcto decirlo, pero es digna de Leonardo.
—Emmm, disculpe.
—¿Sí, mi Capitán?
—¿Está seguro de que funcionará?
—Por supuesto, mi Capitán. Mire, el viento llevará los globos
hasta las líneas del enemigo; cuando este los vea, disparará contra ellos,
pensando que es un sistema desesperado de comunicación con nuestros aliados,
pero para cuando se den cuenta de que los sobres están vacíos, además de
malgastar munición, el mensaje habrá llegado a su meta por los cauces normales.
—Espere, espere, espere... ¿Acaba de decir que los sobres
debían estar vacíos?
—Claro, ¿qué si no?
—Pues... Me parece que... Que ni el coronel entendió bien su
idea, porque me ordenó que llenara los sobres con copias del mensaje.
—¡¿CÓMO?!
—Para asegurarse de que llegaba, imagino...