Sus gorgoritos se oían en todo el pueblo. Llevaba así desde
que le regalaron el CD.
—Mira —le dijo en broma su amiga—, te han compuesto una
ópera, Carmen.
Y desde entonces no había hecho otra cosa que cantar y
cantar.
—Quiero conseguir romper una copa con mi voz —le dijo a todo
aquel que quiso escucharla.
Y un buen día lo consiguió. Lástima que además de la copa
arrasase con el pueblo entero.